“Liturgia.
De la palabra griega leitourgía[1]
que significa propiamente un servicio público (generalmente rendido por un
individuo en la comunidad). La palabra se aplicó primero en oriente a la
celebración eucarística (y hoy equivale a nuestro término misa). En la época
moderna es empleada en occidente para designar todo el conjunto de la oración
pública de la Iglesia, con la celebración sacramental que es inseparable de
ella. Los canonistas del siglo XIX han tendido a restringir la aplicación del
término al texto oficial prescrito por la autoridad eclesiástica. Pero tras el
movimiento litúrgico contemporáneo, la encíclica Mediator Dei rechazó esta noción estrechamente jurídica y puramente
exterior, para definir así la liturgia: “El culto público que nuestro Redentor,
como cabeza de la Iglesia, rinde al Padre, y también el culto tributado por la
sociedad de los fieles en su cabeza y, por Él, al Padre eterno, en una palabra,
el culto integral del cuerpo místico de Jesucristo, es decir de la cabeza y de
los miembros.”
De esta definición y de toda la encíclica en la que
ésta se inserta resulta: 1.° que la liturgia es una función cultual pública ;
2.° que este culto asciende al Padre celestial, en cuanto que su sacerdote es
fundamentalmente Cristo ; 3.° que todos los fieles están asociados a Él,
jerárquicamente desde luego, es decir, según las diversas funciones que el
mismo Redentor ha distribuido en el cuerpo de la Iglesia ; 4.° que este culto
tiene a Cristo (vivo sacramentalmente en la Iglesia) como objeto inmediato y
también como primer sujeto, en cuanto que Cristo, al asociarse en él a los
suyos, hace subir en él su homenaje hasta el Padre.
En esta visión de las cosas, los sacramentos vuelven a
ocupar su lugar orgánico en coordinación con la eucaristía, y ésta es situada en el centro de toda la celebración
cultual, como realización del homenaje que la criatura rinde al Creador, y
especialmente los hijos de Dios al Padre, que quiso adoptarlos en su único
Hijo. No se olvida con esto el aspecto de enseñanza que tiene la liturgia como
palabra, ni su aspecto de don de gracia como administración de los sacramentos,
pero están reintegrados en el aspecto principal que es el fin de todos los
otros: la respuesta de adoración sacrificial, en el agape de Dios comunicado, de toda la sociedad sobrenatural
constituida por esta misma comunicación.”[2]
[1]
“λειτουργία: servicio, ministerio, ayuda, y especialmente servicio o encargo
público desempeñado a costa propia; servicio del culto, ministerio sagrado,
liturgia; especialmente Sacrificio Eucarístico.” Diccionario Manual Griego –
Español Vox, voz “λειτουργία”.
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